El pasado otoño se celebró la primera edición del Conciliábulo, un encuentro de carácter LGTBIQ abierto a todas las identidades y géneros desde una ética y  perfil anarquista. Fue desde el día 7 hasta el 10 de octubre, que Calafou acogió a una pródiga biodiversidad humana procedente de varios rincones, principalmente  de Catalunya y Latinoamérica, pero también del resto de  la península y Europa.

El meollo fundamental fue crear un espacio diferente al que habitualmente hay en los espacios LGTBIQ o transfeministas,  alejado de estímulos festivos tan protagonistas en estos entornos y en contraparte, otorgarle plena importancia a la gestión emocional y a la creación de espacios seguros y tranquilos para la profundización en pos de valor político y humano. Se llevaron a cabo 11 ponencias y talleres, entre ellas, la grabación en vivo del podcast Mariconsulta  del colectivo Qwerty, programa especializado en psicología queer. De la mano con esta temática, muchas de las actividades exploraron las masculinidades y  las relaciones intrapersonales desde los cuidados y  la sanación de las heridas que infringe el hetero-patriarcado no solo en identidades maricas, trans o bolleras, sino también en hombres y mujeres cisheteros por igual. También se llevaron a cabo charlas más teóricas para reflexionar, darle sentido y un cause asertivo a nuestras emociones y poder lidiar con ellas desde la filosofía, la decolonialidad, la antropología y la neurofisiología. Hubo paraditas con artes y artículos DIY; meditaciones, actividades físicas y corporales, excursiones por la naturaleza y un ritual en la hoguera que exhortaba a los valores revolucionarios y a los buenos sentimientos colectivos. Varias de las personas asistentes al Conciliábulo manifestaron gran brío y gratitud por la existencia de un  espacio como este donde la atención no girara alrededor del consumo de sustancias y cuerpos, y donde la interseccionalidad y la diversidad de luchas estuviera bien presente. En esta línea, entendiendo  la estrecha imbricación entre opresiones especistas y machistas, parte de las ganancias del evento fueron donadas a un refugio de animales rescatados de la industria antropocentrista. De esta manera, el encuentro concluyo con la creación de nuevas redes de trabajo político y amistoso; también, con un agradable  sabor de boca por demostrarnos que las identidades sexo-género disidentes podemos y debemos encontrarnos en espacios alternos más conectados con lo esencial.